La utilización de productos formulados para su uso en cicatrices tiene como objetivo mejorar el resultado final de la zona lesionada tanto desde el punto de vista funcional como la estética.
Las dos principales opciones son los parches o las cremas o aceites aplicados directamente sobre la cicatriz. El parche es una excelente opción porque su colocación sobre la cicatriz se mantiene de forma ininterrumpida durante varios días, facilitando la regeneración de los tejidos sin que apenas nos demos cuenta.
Podemos utilizar cremas que, con sus principios activos, consiguen una serie de beneficios como son:
Las cremas para cicatrices deben aplicarse sobre piel seca y limpia. Se recomienda su aplicación temprana, una vez que la herida ya está cerrada (nunca sobre herida abierta). Es importante ser constante en su utilización para poder ver los efectos beneficiosos de su aplicación.
La aplicación debe realizarse dando un pequeño masaje sobre la cicatriz. El masaje ayuda a la regeneración cutánea y puede ser ese pequeño momento de autocuidado, tan necesario. Puedes repetir el masaje entre 2 y 3 veces al día.
No suelen ser necesarias grandes cantidades de producto, con el tamaño de un guisante en las yemas de los dedos es suficiente. En zonas descubiertas, es importante utilizar fotoprotector para evitar la exposición solar de la herida.
Como os adelantábamos al inicio del post, los parches cumplen las mismas funciones que las cremas o aceites y nos podemos olvidar durante unos cuantos días de la cicatriz mientras los apósitos cumplen de forma continua su función, tanto reparadora como protectora. Así que siempre suponen una alternativa muy útil y preferida por un número importante de personas por su facilidad de uso y buenos resultados.