Pensar que los niños y las niñas, por tener una piel joven y tersa y sin las muestras del paso del tiempo no pueden tener cicatrices, es un error. En realidad, la infancia es una época muy dada a la creación de cicatrices a partir de las heridas que se pueden producir en los accidentes infantiles. Como la piel tiene que durar “toda la vida” el cuidado adecuado de las heridas y las cicatrices va a condicionar la funcionalidad y estética de los años posteriores.
La causa más importante del origen de las cicatrices en la infancia son las heridas incisas. Estas heridas se suelen producir en contusiones, golpes, cortes o desgarros, que tienen lugar durante las actividades lúdicas y deportivas. Los niños son más accidentables que los adultos porque están explorando el mundo y no siempre ponderan los riesgos en sus movimientos y acciones. En cuanto al género, los niños suelen ser más accidentables que las niñas. Pero en ambos casos, es raro superar la infancia sin alguna “herida de guerra” que haya provocado una visita a urgencias para una sutura.
Es bastante habitual que estas heridas se produzcan en la cara -especialmente en la frente o en el mentón- o en zonas corporales expuestas, de forma que las cicatrices y sus repercusiones estéticas a veces pueden ser importantes.
Además de estas cicatrices, en la infancia también podemos encontrar cicatrices secundarias a procesos quirúrgicos.
En la primera fase lo más importante es curar de forma adecuada la herida para evitar las infecciones y sus consecuencias. Posteriormente, los cuidados de las cicatrices en niños no difieren a los que podemos hacer en otros periodos de la vida: la protección solar, los masajes y favorecer un clima cutáneo óptimo para la regeneración cutánea con los parches cicatrizantes para niños, suelen dar muy buenos resultados. En bebés y niños menores de 3 años no suele estar recomendado su uso por el riesgo de atragantamiento en caso de que desprendan el parche y se lo lleven a la boca.
Es interesante saber que la piel joven tiene más potencial para curarse y regenerarse y eso son buenas noticias. Aunque no consigamos hacer desaparecer la cicatriz, un buen cuidado va a hacer que, con el paso del tiempo, los resultados funcionales y estéticos sean mucho más favorables.