Beneficios Trofolastín
28 de Junio, 2022
Una cirugía de cesárea es una intervención que tiene como objetivo traer a un bebé al mundo. Las cifras de nacimiento mediante cesárea oscilan en los diferentes países, ya que están influidas por factores sociales y económicos, además de médicos, pero suelen oscilar entre un 20-25% del total de los partos.
A veces la operación de cesárea será electiva por enfermedades maternas o fetales o por condiciones obstétricas que así lo indican. En otras ocasiones, llegará como consecuencia de un parto estacionado, o complicaciones que se dan en los últimos momentos previos al nacimiento.
Sea como sea, llegar a una cesárea implica una intervención quirúrgica y como tal, una herida postoperatoria y una cicatriz en la piel.
La técnica quirúrgica de la cesárea ha ido evolucionando conforme mejoraban los conocimientos médico-quirúrgicos en obstetricia y hoy en día, la mayoría de las veces conlleva una cicatriz en la zona del bajo vientre, que a menudo pasará desapercibida conforme pasen los años.
No obstante, los cuidados que hagamos de esta herida quirúrgica van a ser primordiales para una buena evolución. La zona de la cesárea pertenece a la zona abdominal y como tal, está sometida a diferentes tensiones por los movimientos corporales. Asimismo, la cesárea es una de las pocas intervenciones en las que las madres no van a tener demasiado espacio y tiempo para el autocuidado… tras una intervención quirúrgica van a ver cómo tienen que “activarse” en poco tiempo para alimentar y cuidar a un recién nacido.
Los cuidados en el puerperio son muy importantes para el bienestar materno y del dúo mamá-bebé. Juntamente con cuidados generales como higiene, alimentación y descanso en la medida de lo posible, es necesario cuidar los cambios y las heridas que el parto haya podido producir.
La cesárea como intervención de cirugía mayor requiere unos cuidados y seguimientos posteriores que no deben infravalorarse.
La cicatriz de cesárea parte de una herida lineal que habitualmente es transversal, por debajo de la línea del bikini. Es una herida de varios centímetros de longitud y de cierto grosor, puesto que debajo de la piel, se han tenido que seccionar todos los tejidos hasta llegar al útero.
Tras la cirugía se procede a la sutura con puntos o con grapas, que se quitarán al cabo de 7-10 días.
Esta herida inicial debe curarse con antisépticos para evitar la infección de los puntos. Es normal que el color inicial sea rosado o un poco rojizo, pero si algún punto está más rojo o supura, es necesario revisarlo.
Una vez que tu médico ha retirado los puntos o grapas, y comprobado que todo evoluciona correctamente, es momento para empezar a utilizar Trofolastin Reductor de Cicatrices. Elige el formato que tiene un tamaño de 4x30 cm ya que cubrirá totalmente la herida. Los parches originan una barrera impermeable, protectora y adherente que creará un microclima húmedo para que la cicatrización se produzca en las mejores condiciones. Te proporcionará una sensación de flexibilidad a la vez que notas que la herida está recogida y segura.
Es normal que notes dolor con los movimientos y que el proceso de cicatrización se alargue unas cuantas semanas. Pero poco a poco comprobarás que la cicatriz va evolucionando y disminuyendo de tamaño, pasando del color rosado inicial a un blanco nacarado que hará que la cicatriz llegue a pasar inadvertida con el paso de los años.