Las cicatrices son inevitables cuando se produce una herida en la piel que origina una solución de continuidad en la misma. Aunque la piel tiene capacidad para regenerarse, eliminar las cicatrices al 100% no es posible, dado que se ha causado un daño permanente en la piel.
No todas las cicatrices son iguales ni el grado de afectación estética, tampoco. Las cicatrices de pequeño tamaño, o en zonas corporales menos visibles, suelen dar menos problemas estéticos y funcionales. La capacidad de la piel para regenerarse va a hacer que una vez pasan unos cuantos meses, el color sea más claro y similar al color de la piel normal y el tamaño más pequeño.
En el proceso de cicatrización, influyen diferentes factores: desde la localización al tipo de piel de la persona o el tipo de herida que causó la cicatriz. Por ejemplo, zonas como la espalda, las extremidades inferiores o la zona de la cara en caso de heridas verticales, cicatrizan peor. También las personas de algunas etnias tienen más predisposición a cicatrices hipertróficas o queloides. Cicatrices de gran tamaño, que se produjeron por mecanismo violento o en zonas de tensión, tienen una peor evolución.
Aunque no podemos eliminar completamente las cicatrices, hay formas de conseguir reducirlas y de impedir que adopten un aspecto hipertrófico o estén expuestas a la luz solar en su proceso de formación y el fotoenvejecimiento.
La forma más interesante de reducir las cicatrices es la aplicación de parches sobre la piel una vez la herida ya está curada y empieza su cicatrización. Los parches de Trofolastin generan un microclima que favorece la regeneración cutánea y la creación más ordenada de las fibras de colágeno y elastina. Además, son fotoprotectores, evitando la radiación ultravioleta que causa hiperpigmentación de las cicatrices y envejecimiento cutáneo.
Los parches van a facilitar que la herida sea de menor tamaño, esté menos sensible y sea estéticamente más favorable. Su utilización durante un periodo de 8-10 semanas ofrece unos resultados sorprendentes.
En el caso de cicatrices de gran tamaño, hipertróficas o queloides, puede ser necesario un segundo escalón de tratamiento. En este caso ya serán tratamientos más invasivos que forman parte de los que se utilizan en medicina estética y reparadora, como la inyección de corticoides, el uso de crioterapia o láser o en casos más complejos, el tratamiento quirúrgico. La indicación y la realización de estos tratamientos debe ser llevada a cabo por especialistas médicos.