Tener una cicatriz puede resultarte un poco incómodo y antiestético, sobre todo si afecta a zonas visibles como ocurre en la cara o la zona del cuello. Por eso es muy importante saber cómo cuidar una cicatriz correctamente.
Para conseguir que no se noten, es necesario ser muy cuidadosa prácticamente desde el primer día, ya que el proceso de cicatrización se extiende durante más de un año y lo que vaya ocurriendo en todo ese tiempo es fundamental para conseguir los mejores resultados.
Con el paso del tiempo y si hemos hecho los deberes, la cicatriz pasará fácilmente inadvertida y solamente de vez en cuando será para ti un recuerdo de algo que ocurrió hace un tiempo.
La primera parte de la cicatrización, que corresponde a la fase de hemostasia e inflamación necesita que mantengamos una higiene estricta de la herida y que apliquemos las curas antisépticas diarias para que no se produzca una infección. En ocasiones en esta fase tendremos puntos de sutura que serán retirados unos días más tarde.
Una vez retirados los puntos, podemos empezar a utilizar los apósitos de Trofolastin. La cura húmeda es la que ha demostrado a nivel científico que da los mejores resultados. Aplicando los apósitos entre 2 y 3 meses, conseguiremos el mejor ambiente de cicatrización
Evita que te dé el sol directamente en la cicatriz. Si todavía estás utilizando los apósitos, tendrás la protección solar asegurada. Si ya han pasado 2 o 3 meses desde el inicio del proceso de cicatrización, igualmente puedes utilizar los apósitos como una forma de protegerte del sol, para que te puedas olvidar de tener que aplicar el fotoprotector cada 2 horas.
Trata de no tener la cicatriz en contacto continuo con el agua. La cura húmeda es muy beneficiosa, pero sumergir en agua directamente durante largos periodos suele ser contraproducente. En casos necesarios, aquí también pueden ayudarte los apósitos.
Masajea la zona de la cicatriz de forma circular tratando de evitar las adherencias de los tejidos. Este masaje puedes iniciarlo tras las primeras 2-3 semanas y mantenerlo en el tiempo durante todo el proceso de remodelación.
Evita actividades que pongan en tensión la piel de la zona cicatricial para que la herida no se abra y no tenga tensiones añadidas en el proceso de reparación.
Hidrata la piel con cremas o aceites hidratantes y también “desde fuera” bebiendo agua y evitando el alcohol y otras bebidas como los refrescos.
Si sigues estos pasos de cómo cuidar una cicatriz vas a reducir las posibilidades de tener una cicatriz que se note mucho.