Las cicatrices suelen evolucionar durante varios meses tras la producción de una herida. El proceso de remodelación llega un momento que finaliza, y sin embargo, en determinadas personas, puede dar la sensación de que esa parte de la piel sigue muy activa porque tiene síntomas como pueden ser el dolor o el picor.
El proceso de cicatrización puede alargarse en el tiempo dependiendo del tipo de herida, la zona afecta y las características de la persona que tiene la herida y sus hábitos de actividad y nutrición y enfermedades asociadas.
Las fases iniciales de la cicatrización suelen estar completadas tras 8-12 semanas. Pero tenemos que considerar que los tejidos siguen teniendo cierta actividad a veces hasta un año después de la herida.
Una herida inicialmente suele doler. El dolor puede prolongarse en el tiempo durante la cicatrización dado que es usual que se hayan afectado las pequeñas ramificaciones de las terminaciones nerviosas que llegan a la piel. La piel es un tejido extremadamente rico en terminaciones nerviosas que nos permiten el sentido del tacto y todas las sensaciones asociadas a él como son la temperatura, la presión, o el dolor.
El picor en la piel también es un síntoma asociado a la cicatrización. La explicación tiene relación con unas de las células encargadas de la reparación de la piel. Cuando se produce una herida, llegan a la zona diferentes células del sistema inmune. Una de las líneas celulares más importantes son los mastocitos. Los mastocitos son células del sistema inmune con función reguladora de la inflamación y de las reacciones alérgicas. Liberan diferentes sustancias como la histamina, la heparina o los factores de crecimiento, necesarios para la reparación de los tejidos.
La histamina es una sustancia que dilata los vasos sanguíneos, aportando mayor irrigación sanguínea algo que está directamente relacionado con el picor en la piel. Así, ese aumento del riego sanguíneo provoca que las heridas piquen durante todo el proceso de cicatrización.
Pasadas las fases iniciales es posible que siga existiendo picor o sensación dolorosa en las cicatrices. Es más frecuente en el caso de queloides o cicatrices hipertróficas.
El picor, el dolor o una sensación desagradable al tacto suelen estar relacionadas con cierta desorganización de los nuevos tejidos que ha originado la cicatrización. Los nuevos vasos sanguíneos o las terminaciones nerviosas adaptadas a las fibras que se han formado de novo, puede que produzcan estas sensaciones anómalas, que pueden verse incrementadas con los cambios de temperatura o de presión.
Existen diferentes opciones de tratamiento en estos casos, dependiendo de la intensidad. En caso de molestias leves, aplicar frío en la zona o suaves masajes con una crema hidratante o refrescante como el aloe vera, puede ser suficiente.