La autoestima se basa en la valoración y el autoconcepto que tenemos de nuestra personalidad. Se construye a partir de experiencias, sentimientos y emociones, valores y puntos de vista propios y ajenos.
Tener una autoestima adecuada nos permite enfrentarnos de mejor manera a las situaciones del día a día y a establecer relaciones más sanas. Por el contrario, una baja autoestima puede originar alteraciones de conducta y dinamitar el bienestar psicológico.
La autoestima se construye a lo largo de toda la vida, pero durante la adolescencia, que es una etapa de desarrollo personal y físico extraordinario, es crucial el autoconocimiento y el desarrollo de unas buenas bases para la futura salud mental. En esta etapa, los amigos y las personas del círculo cercano de edad parecida son fundamentales en la socialización y en el desarrollo de un sentido de pertenencia. Este sentido de pertenencia viene definido con características estéticas relativas al modo de peinarse o de vestirse, o el tipo de música que se escucha, pero también con la imagen corporal.
Durante la pubertad y los primeros años de la adolescencia los cambios corporales son impresionantes. Pasan de cuerpos de niños a cuerpos adultos, con la aparición de los caracteres sexuales secundarios, en muy pocos años. Para el adolescente estos cambios no siempre son fácilmente asimilables, sobre todo cuando algún aspecto se sale de lo normativo. Así, aceptar el aumento del volumen de las caderas o de las mamas en las chicas y el aumento de vello o cambio de voz en los chicos puede resultar complicado. Cuando el cuerpo crece mucho y aparecen cambios de talla o marcas en la piel, como las estrías, la autoestima puede afectarse.
Debemos acompañar a los chicos y a las chicas en todo este camino, para que comprendan poco a poco quiénes son, y qué tipo de persona quieren ser. En cuanto a los cambios corporales, los adultos somos garantes de su salud y ofreceremos cuidados adecuados en cuanto a higiene, nutrición y actividad física. Igualmente, es nuestra obligación aceptarles, sea como sea su cuerpo, para que aprendan a quererse, sin realizar comentarios que pueden resultar inadecuados.
La piel es una parte del cuerpo en la que también pueden aparecer cambios debidos a los niveles hormonales o al crecimiento. Los cambios que afectan a la piel son muy visibles y expuestos, especialmente en momentos como el verano. Parte de esos cambios pueden ser problemáticos y afectar a la imagen corporal, como por ejemplo ocurre con el acné o con las estrías. Para estos problemas, afortunadamente sí disponemos de estrategias que ayudan a la prevención o al tratamiento. Por las dinámicas adolescentes, no siempre van a ser constantes en la aplicación de cremas o tratamientos, pero los padres debemos guiarles en esas rutinas de autocuidado. Podemos ayudarles a prevenir la aparición de las estrías con Trofolastin Anti-Estrías y a establecer una rutina de cuidado.
Esas pequeñas acciones van a ser importantes para que se sientan más cómodos con sus cuerpos y desarrollen una mejor autoestima.